jueves, mayo 11, 2006

Op.11 - Schönberg.




Con la atonalidad presente, sin centros tonales en los que encontrar reposo, a uno le embarga una continua sensación de elevación...

Es curioso cuando se habla de una pieza determinada como eje entre dos movimientos, o como iniciadora de un nuevo sistema de expresión, aunque esto no sea del todo cierto y pensando que en todo existe una evolución, que se acerca y se aleja, es el caso de los Drei Klavierstücke op. 11 de Arnold Schönberg.

Schönberg como precursor de la atonalidad, concepto que elimina la funcionalidad de los acordes dentro de un sistema jerarquizado, en esta obra utiliza varios conceptos, entre los más destacados están el vocal y el matemático.

Lo más interesante de todo es la dualidad de esta pieza. Ese carácter del sufrimiento romántico, del cual Schönberg no había sido capaz de desprenderse y el atrevimiento, doloroso en muchos casos, de ser el precursor de una nueva corriente, que a día de hoy es tan incomprendida por muchos.

Yo no sé si, como Ortega y Gasset afirmaba, en las nuevas corrientes musicales que surgieron a principio del s.XX, eran más interesantes para entendidos, pero si que comparto con él, que se ha de tener un esfuerzo y unas ganas por comprender.

El expresionismo, en casi todas sus facetas, está hoy en día más que asimilado, pero en el aspecto musical todavía se le mira con recelo. Puedo compartir algunas opiniones, pero lo que es innegable es la poca atención que se le presta.

Siempre se mantiene una postura de alejamiento a lo que de primeras no entendemos.

Lo mejor de todo esto, es descubrir por uno mismo como en cada nota existe un intento de ruptura y una seguridad enormes.



Desde la primera de la tres piezas uno se sume en un nuevo mundo, las melodías y su conducción llevan a uno por un camino sin dirección que simplemente pasa. La luz está poco presente en esta pieza, sobretodo en la segunda, lo tenue y lúgubre predomina pero esto no tiene por que ser feo, lo nocturno no es feo. Y lo abrupto y duro de la tercera, un intento de romper con todo, incluso como decía Adorno, se pierde el sentido temporal.




Y por esto y muchas otras cosas, se hace muy dificil de interpretar.

2 comentarios:

Lui do Ruá dijo...

Jajajaja...

Antes que nada, bienvenido!

Sí, me he hecho más de una vez esas preguntas y una respuesta fácil y poco desarrollada sería, que todo esto depende de la necesidad que cada uno crea tener.

La música es compleja, elíptica y subjetiva. En occidente se ha perdido por el tiempo el verdadero significado, ganando vanidad con el tiempo. Y es más, hoy en día un músico sin ese caracter vanidoso, a poco puede aspirar.

Aún siendo todo esto embrutecido por todo lo que tu has dicho, en otras culturas la música no está exenta de tener intereses. Por eso creo, que la busqueda de la esencia es importantísima, todo tiene un sentido y un significado que nos puede aportar belleza, sosiego, bienestar, exaltación, tristeza, etc, y muchas cosas que nosotros mismos debemos ser capaces de encontrar y disfrutar, sin eso, creo que el camino es erroneo.


Y sí, a veces paso por allí!;-)

Lui do Ruá dijo...

Ah, un abrazo para ti tb!