sábado, julio 29, 2006

Glazunov vs. Rachmaninoff.

Alexander Glazunov supo hacer una verdadera síntesis entre el nacionalismo ruso y la música occidental. Discípulo de Rimsky-Korsakov, no son pocas las influencias recibidas de autores como este y Tchaikovsky, adalid del romanticismo en Rusia. Glazunov permanece un tanto eclipsado en la historia de la música por otros compositores rusos, y sin razón aparente de que esto tenga un por que. La Rusia de la época, en cuanto a música se refiere, fluía entre el occidentalismo, y la creación de una música con verdadera identidad propia. Personalidades como Taneyev tenían su propio credo musical respecto al asunto:

Las formas de la música occidental europea (sonatas, sinfonías, etc.) han surgido gradualmente. Se derivaron de la fuga que evolucionó desde las formas contrapuntísticas de la música popular eclesiástica. Ninguna forma se desarrolla por accidente; todas derivan necesariamente de otras que le han precedido. Puede afirmarse, por lo tanto, que en las canciones populares y en los temas litúrgicos se apoyan las bases de toda la música europea. Durante varios siglos el pueblo ha trabajado incesantemente sobre unos y otras, y el resultado de esa labor son las formas que hoy hallamos en la música occidental europea. Por lo tanto, los motivos populares encierran in potentia toda la música europea de hoy. Sólo se necesitó la acción de la inteligencia humana para convertirlos en ricas formas musicales.

Cuando los compositores rusos estudian la música occidental de Europa, se encuentran ante formas musicales completas y listas para utilizarlas. Y una de dos: se deciden a componer en estilo europeo, o bien adaptan la canción rusa al marco de las reformas occidentales, olvidando que la canción popular rusa está al margen de la música europea, a la que es ajena por completo. La forma de toda composición está íntimamente relacionada con el material de que se compone…

Al músico ruso que actúa de este modo podría comparársele con un arquitecto que después de ver una casa rústica, construida con troncos de árbol, pretendiese levantar una similar realizada en piedra, colocando dos dovelas en forma tal que pudiesen aparentar las mismas curvas características. Está claro que muy pronto el arquitecto comprendería la inutilidad de tan vano intento.

Los músicos rusos hacen esto instintivamente… No podría ser de otro modo. Las formas europeas nos son extrañas, pero carecemos de una forma propia. No tenemos música nacional. Tchaikovsky (el mejor ruso hasta la fecha) ha escrito un tratado de armonía, pero ¿de qué armonía se trata en ese libro? ¡La europea! Carecemos de un sistema armónico propio. El deber urgente de todo compositor ruso es promover la creación de nuestra música nacional. La historia del occidente europeo nos enseña cómo puede resolverse ese problema. ¿Qué debe hacerse para lograrlo? El mismo esfuerzo mental que fuera aplicado a la evolución de los cantos populares de las varias nacionalidades europeas debe repetirse en el caso de la canción rusa; sólo entonces tendremos una música nacional.

Supongamos por un momento que hemos aprendido todo cuanto puede aprenderse de los viejos contrapuntistas y que acometemos esa difícil pero tan gloriosa tarea. ¿Quién puede saberlo? Quizá legaríamos a la siguiente generación nuevas formas, nueva música. Tal vez en unos cuantos años, acaso a los comienzos del siglo próximo aparezcan las formas rusas. En modo alguno nos preocupa cuando aparecerán; lo que importa es que deben aparecer…

Glazunov fue un compositor que unió las dos vertientes, casi al estilo Tchaikovskiano. Era un músico que despreciaba incluso las partituras de un Rachmaninoff.

Cabe recordar que Glazunov dirigió la orquesta en el estreno de la primera sinfonía de Rachmaninoff, el 15 de Marzo de 1897. Su desastroso resultado fue algo que marcó la vida de Rachmaninoff, incluso hace pensar que fue victima de un boicot por parte de Glazunov, ya que fue un hecho inexplicable para Rachmaninoff.

Se ha llegado a decir incluso que si Glazunov era gustoso de beber, y que todo fue causa del estado en que se encontraba el director, ya que su actuación fue deplorable.

Esta primera sinfonía fue un verdadero fracaso, el público no se conmovió lo más mínimo y todo fueron palabras nocivas contra Rachmaninoff y su obra. Siempre se ha hablado de este acontecimiento como el desencadenante de la depresión en que Rachmaninoff se sumió durante un periodo de seis años, pero esta anécdota solo fue uno de tantos y no el más importante de los que lo llevó al hundimiento.

Tiempo después del desastre, Glazunov y Rachmaninoff volvieron a encontrarse en París, y Rachmaninoff por aquel entonces que estrenaba su Cuarto Concierto para piano y orquesta, le obsequió con la partitura a su colega, pero este la dejó olvidada en un taxi y nunca pareció lamentarlo.

Glazunov, casi un enemigo de la música de Rachmaninoff, poseía en su música más características de este, de las que él mismo pudo imaginar. Al igual que Rachmaninoff, sus estilos son enmarcados dentro de la corriente cinematográfica, o la que ellos mismos establecieron con sus pautas.

Si escuchamos alguna obra de Glazunov como la Suite From The Middle Ages, perfectamente se pueden observar estas características que compartían. El tratamiento del Dies Irae, tema al que Rachmaninoff dio un papel importante en muchas de sus obras, aunque este siempre se le asocia con el carácter sombrío y triste de Rachmaninoff, solo representaba el recordatorio de una especie de suerte de "memento mori", algo que Rachmaninoff tenía en mente a todas horas, la llegada de la hora final.


Enlace a la obra:

Suite From The Middle Ages

sábado, julio 22, 2006

Que lees...¿?





El violín de Rothschild. A. Chéjov.







martes, julio 11, 2006

Adivina...

¿Que músico relacionarias más cercanamente a este cuadro?